sábado, 13 de julio de 2019

Feliciano Acosta: “La lluvia me trae mucha nostalgia de mi pueblo”




EL POETA Y NARRADOR CUYO CORAZÓN TIENE SUS ANCLAS ECHADAS EN EL NORTE…

El escritor concepcionero Feliciano Acosta conoció el mundo en guaraní y después, aprendió a traducir ese mundo al español. Lo que escribe se siente en la boca, se toca, se huele, se escucha, magia que él atribuye al guaraní, idioma que no sabe de distanciamientos. El escritor le cuenta a Tintalila que este 2019 será el año en el que su novela “Pyharé pytü, Elena” será publicada, por fin. “Hace años que vengo trabajando en ella. Una novela lleva su tiempo, es un suspiro largo, mucha angustia”, confiesa. Esta fue la charla que nos regaló…


-Feliciano, tus poemas están llenos de color, de agua, de miradas, así que llenemos esta entrevista de lo mismo. Cuando recordás tu infancia, ¿cuál es el primer color que te viene a la mente y por qué?

-El verde, en sus gamas, el verdinegro de los mangos que circundaba mi casa, el verde claro del maizal y el raro verde de los camalotes que bajaban apurados en la creciente, que los ojos de mi infancia los veía azulados. El verde, siempre el verde, el de la esperanza, porque de verde se pintaba infancia.


-¿Y el primer aroma?
-El aroma que sube de la tierra cuando cae lluvia y se aviva siempre en cada lluvia y es motivadora. Amaresa ogueru/ hi’äko chéve arai ryakuä/ ha omombáy yvy ryakuä/ arai ha yvy ryakuä ñahetü/Ama purahéi óga ári dopavéi/ha ñande ñahendu ipurahéi/ñahetü arai ha ha yvy ryakuä/ ha jajoayhu pypukuve.

-Naciste en Concepción. ¿Cuál es el recuerdo más antiguo que tenés de tu infancia y que de una u otra forma aparece en algún poema, en una prosa?
-Sí, soy paraguayo del norte. Son varios los recuerdos antiguos que están en mi memoria. El camino de tierra colorada que pasaba frente a mi casa, un poco más abajo el arenal, que dificultaba el paso raudo en bicicleta, y las carretas que venían sonando con sus campanillas con música ligera. Concierto de mi infancia. Tantos recuerdos que viven en mis versos, como en “Tape Yvyku´i”, “Ñe’ë ryrýi” y “Mandu´a rova”.


-¿Cómo eran las voces en esa casa, en la de tu infancia, cuando el sol se iba y las lámparas empezaban a encenderse mientras las sombras crecían?
-Las voces eran trinos de pájaros y croar de ranas despidiendo la tarde, no eran tristes sino alegres, y mis hermanos y yo con nuestras risas de niños atentos a la salida de las primeras luciérnagas encendiendo sus luces, que eran sus voces invitándonos al juego, y la voz de mi madre, sosegada y firme que brotaba de algún rincón de la casa, advirtiendo el peligro de jugar con ellas.

-En uno de tus poemas decís dos palabras y pintás un cuadro: “Pyhare rykue”. ¿Por qué esa noche mojada puede sentirse en la piel cuando se utiliza el guarani, pero no pasa lo mismo cuando se hace la traducción al español?
-Porque la lengua guarani tiene su genio, su sintaxis, su semántica genuina, diferente al castellano. En el idioma guaraní cada palabra es una imagen, una metáfora; al traducir a otra lengua pierde fuerza, belleza estética.


-Tu primer poema, ¿lo recordás?
-Cómo no recordarlo, estaba en el primer curso, lo escribí en castellano. A esa edad soñaba con ser escritor, en realidad hasta ahora sigo soñando. Entonces me inventé un momento de soledad. Le busqué un lugar, una circunstancia y empecé a dar vuelo a las ideas, y salió algo parecido a un poema, no exento de errores ortográficos y quizás de concordancias porque yo venía del guarani, mi primera lengua. Empezaba entonces a entender el castellano…

-¿Qué título tenía?
-Lo llamé SOLEDAD. Fue mi inicio, apenas tenía trece años.


-¿Hay poetas, músicos, guitarreros en tu familia?
-Sí, un primo mayor, César Colmán Alcaraz, quien leía mis escritos, me orientaba y me alentaba para seguir escribiendo. Una breve sonrisa suya cuando leía mis textos me producía una tremenda alegría y aumentaba mis ganas de seguir escribiendo, fue mi maestro.

-¿Con qué soñabas cuando eras un mitärusu de 15 años y en una tarde de lluvia te sentabas en el corredor solo, mirando el espectáculo que se desataba a tu alrededor?
-Me gustaba y me gusta la lluvia tranquila, entonces sentado en una hamaca soñaba cambiar mi mundo y el de los amigos de mi edad, quería que todos estudiaran, que caminaran conmigo seis kilómetros para ir al colegio, pero me dejaron solo en el camino. Ellos con sus padres tomaron el sendero que los llevaba al mundo del trabajo, migraron muy temprano hacia otras ciudades, hacia otros países. Soñaba en otras cosas también, pero la prudencia me hace ser muy comedido.

-En la misma situación, ¿con qué soñás hoy?
-Hoy, en la misma situación, sentado en el balcón de mi casa, tengo otra mirada, otros sueños, recuperar mi pasado, la lluvia me trae mucha nostalgia de mi pueblo, de mi gente, de mi casa, entonces revivo los momentos agradables y los agridulces, los recupero, los pongo a flote, son inspiradoras y me ayudan a escribir algunos versos. De hecho, de alguna manera están presentes en mis poemas, en mis cuentos.

-Trabajás en Asunción, pero ¿tenés todavía en Concepción esa casa de tus recuerdos que espera por vos?
-Esa casa de mis recuerdos ya no existe, existe solamente en mi memoria, en el lugar solo quedaron los mangos y un frondoso eucalipto sembrado por mi mano. Solamente ellos se salvaron cuando el progreso decidió pasear por el terreno.

-Estás terminando una novela en guaraní. ¿Qué título tiene?
-Sí, hace años que vengo trabajando en ella. Una novela lleva su tiempo, es un suspiro largo, mucha angustia. Tiempo de entrevistas, de investigación y de diálogo con uno mismo, además yo vengo de la poesía y la novela tiene otro lenguaje. Pyharé pytü, Elena es el título de mi novela.

-¿Qué historia contás en ella?
En esta novela cuento la vida y pasión de una familia que pertenecía a las Ligas Agrarias. Un día leí una entrevista a Elena (nombre gua´u) en uno de los periódicos, me gustó la historia y escribí un cuento basándome en la entrevista, pero mi curiosidad fue más allá y empecé a investigar todo lo referente a esa organización y armé la novela. Vendrá luego una revisión minuciosa.


-¿Hace cuánto estás trabajando en ella?

-Hace tres años que vengo trabajando en ella, no tan intensamente porque también estoy en otras cosas literarias.

-¿Tiene fecha de publicación?
-No, pero espero publicarla este año.

-Decís en un poema:
"Che ahy’ópe
oryrýi
che ñe’e.
Che ñe’e
oseséva
ombokua
yvytu".
Y lo que se siente es que sos un hombre justamente de ésos, de los que quiere, con su voz, agujerear el viento. ¿Lo lográs a veces, o tu tarea como poeta es intentarlo todas las veces, en cada poema?
-Creo que mi voz es débil, no alcanza, o quienes deben oírla están muy sordos, pero lo importante es seguir intentando. Alguna vez será.




EL AUTOR
Nació en Concepción el 9 de junio de 1943. En 1964 se radicó en Asunción, egresó del Instituto de Lingüística Guaraní en el Instituto Superior de Lenguas de la Universidad Nacional de Asunción. Enseña Lengua Guaraní y Lengua y Literatura Castellana. 
OBRAS: Escribe poemas en guaraní y cuentos en guaraní y español. Entre sus obras, podemos mencionar los poemarios Ñe’ẽ ryryi; Muã sa vera; Pyambu; Ñandu’a rendy; Mombyryete mombyry y muchas otras. Ha publicado numerosos estudios sobre literatura guaraní, así como libros de texto. Ha dirigido la revista Ñemitỹ durante más de una década.




FUENTE: Tintalila, primera revista cultural del Paraguay

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